La piel seca es un biotipo cutáneo en el cual las glándulas sebáceas y sudoríparas son más pequeñas y secretan menor cantidad de sebo y sudor con respecto a la piel normal, determinando así ciertos síntomas que le son característicos.
La escasa producción de sebo y agua hace que el manto hidrolipídico sea insuficiente y con un PH con tendencia a la alcalinidad. Estas condiciones generan un estrato córneo seco, poco flexible y sensible. El espesor de las capas de la piel está disminuido, los orificios foliculares son casi imperceptibles, la piel es fina y puede observarse la red vascular de la dermis debido a la delgadez de la epidermis.
Existen tres tipos de piel seca:
- Piel seca alípica: fase acuosa normal y oleosa deficiente. Muy opaca, con tendencia a la eritrosis.
- Piel seca deshidratada: agua insuficiente y sebo normal. Tendencia a la irritación, de aspecto deslucido.
- Piel seca xerodérmica: fases acuosa y grasa insuficientes.
Si tienes piel seca, sabrás muy bien de qué te hablo y es muy probable que experimentes alguno de los siguientes síntomas:
- Sensación de tirantez, sequedad, especialmente después de bañarte
- Descamación leve a severa
- Aspereza al tacto
- Opacidad
- Picazón (prurito) que a veces puede ser intensa, irritación
- Líneas finas, grietas, arrugas
- Enrojecimiento
- Telangiectásias (comunmente llamadas «arañitas»)
Una de las problemáticas de la piel seca es la reducción de su capacidad para retener agua. Esta cualidad depende de la concentración de los factores naturales de humectación (NMF). Entre los más importantes se encuentran: urea, aminoácidos, ácido pirrolidón carboxílico (PCA), lactato, electrolitos. Al estudiar la piel seca se observa que el porcentaje de los NMF está reducido (especialmente la urea) aumentando la pérdida de agua transepidérmica (TWEL). Los corneocitos, para evitar la deshidratación, llegan a compactarse tanto entre sí que se superponen demasiado formando una barrera celular compacta.
A medida que la piel se vuelve más seca las células se tornan rígidas y pierden flexibilidad, ocasionando agrietamientos. El cambio cualitativo y cuantitativo de los lípidos de origen epidérmico (ceramidas, colesterol y ácidos grasos poliinsaturados) presentes en el espacio intercelular de los estratos córneo y granuloso ocasiona alteraciones en la función barrera de la piel. Esta modificación incrementa aún más la exposición de las células al medio ambiente conduciendo a una mayor pérdida de agua, a una resequedad más acentuada y a mayor vulnerabilidad frente a los factores ambientales. Estudios en piel seca informan sobre el enlentecimiento del metabolismo celular con disminución del ácido linoleico (ácido graso esencial omega 6) y de su metabolito ácido gamma-linolénico.
La falta de una adecuada humectación perturba los procesos de descamación. La células muertas no se desprenden normalmente y quedan en la superficie originando áreas con piel escamosa y otras con espesor aumentado generalmente en nariz y mentón. También desarrolla precozmente pliegues y arrugas por la falta de elasticidad; tiene tendencia a reacciones alérgicas y poca tolerancia a la intemperie y a los jabones.
Comienza a cuidar tu piel
Para lograr una piel saludable es necesario elevar los niveles de humectación reteniendo el contenido hídrico en el estrato córneo y aportando agua desde fuera. Los productos cosméticos humectantes devuelven humectación a la piel otorgándole suavidad y flexibilidad. También ayudan a que se recupere por sí sola. Te recomiendo usar texturas ricas y untuosas como emulsiones o cremas w/o (water in oil), las cuales poseen una proporción mayor de aceite que de agua. Las formulaciones cosméticas con activos encapsulados en liposomas son ideales para prevenir la pérdida de agua. Cuando contienen activos como ceramidas y fosfolípidos resultan eficaces para reparar pieles con la barrera lipídica alterada. Si transportan por ejemplo, agua, ácido hialurónico, urea o ácido linoleico funcionan como excelentes hidratantes.
El tratamiento intensivo más eficaz que encuentras en el gabinete cosmetológico utiliza la electroporación para incorporar sueros biológicos con activos hidratantes y remineralizantes que la piel seca necesita.
Integrando el cuidado de tu piel en casa y realizando tratamientos periódicos en el gabinete promoverás la recuperación y el mantenimiento de la piel a lo largo del tiempo.
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