Máscaras faciales

El uso de cosméticos está ligado a la vida humana por su uso en rituales, ceremonias y eventos sociales.
En la prehistoria los únicos productos conocidos eran naturales y provenían de cenizas, carbones, arcillas y sangre de animales. En la evolución de la humanidad, la aplicación de cosméticos tuvo en un principio una finalidad decorativa, luego de limpieza y por último de tratamiento.

En el ámbito cosmético, una máscara facial es una cobertura temporal, semisólida, usada como terapia, que tiene como fin corregir «imperfecciones» de la piel.  El método de acción es por oclusión, lo cual garantiza la penetración del principio activo para que llegue al sitio previsto de acción. Una máscara se compone de un vehículo inerte (gel, cera, alginatos, arcillas) que contiene el principio activo que se desea introducir en la piel (vitaminas, extractos biológicos, extractos vegetales, aceites vegetales, aminoácidos). Al poco tiempo de aplicada, la capa superficial de la máscara, por estar en contacto con el aire, pierde humedad y se transforma en una película densa, semipermeable, a través de la cual pueden pasar los gases de la transpiración cutánea, pero no pasa el calor o pasa con mucha dificultad,  concentrándose el calor sobre la piel y produciendo una vasodilatación capilar superficial.

Las máscaras son ideales  para cuando quieres quitar el exceso de grasitud de tu piel,  humectar tu piel deshidratada, estimularla si se la ve deslucida o calmarla porque se encuentra congestionada. Según el resultado que quieras lograr podrás usar máscaras de diferente acción:

Máscara de limpieza:  combina sustancias alcalinas y detergentes que emulsionan el sebo y desobstruyen los folículos pilosebáceos.

Máscara queratolítica: contiene sustancias que actúan sobre la queratina de la piel produciendo una micro exfoliación de la superficie cutánea. Puede contener papaína, esta es una enzima de la papaya, bromalina (enzima del ananá), acido glicólico, láctico.

Máscara emoliente: se mantiene húmeda o cremosa y puede contener aceites vegetales como el de palta, almendras o germen de trigo, lanolina, ceramidas. Tiene acción humectante, nutritiva, estimulante, según los activos que contengan.

Máscara astringente: su acción se basa en controlar temporalmente la seborrea y la dilatación del los poros. Dentro de sus componentes se pueden encontrar sales de zinc, de aluminio, de potasio, ácido láctico entre otros.

Máscara tensora: tiene por objetivo atenuar las arrugas y flaccidez. La base clásica de este tipo de máscara es la arcilla, pero actualmente se encuentran otras por ejemplo las que contienen polímeros con esta finalidad, que permiten la tensión suave de la piel.

Máscara blanqueadora: tiene por finalidad aclarar o remover manchas interviniendo en el proceso de oxidación de la melanina. Está compuesta por sustancias oxidantes. Por ejemplo ácido cítrico, láctico, vitamina C, peróxido de zinc o potasio, etc.

¿Cómo elegir la máscara correcta según tu tipo de piel? En general las arcillas van muy bien para pieles grasas ya que si las dejas secar absorben el exceso de sebo, las cremosas responden muy bien en pieles secas pues le dan emoliencia, y los geles, por su efecto refrescante, suelen utilizarse en pieles congestionadas e irritadas. Si tu piel se enrojece fácilmente te recomiendo usar máscaras de gel, refrescantes, que permanezcan húmedas durante su aplicación, con principios activos calmantes de hierbas: hamamelis, tilo, aloe vera, lavanda, manzanilla, malva, te verde; máscaras con agua termal, avena, citoquinas. Si padeces de acné las arcillas son una buena elección; con activos antisépticos como tea tree oil, lavanda y seborreguladores como cardo mariano, ácido salicílico, bentonita, zinc. Si tienes cutis seco te recomiendo máscaras cremosas que hidraten y devuelvan la elasticidad a tu piel. Los activos usados pueden ser ácido hialurónico, aceite de almendras, germen de trigo, aceite de rosa mosqueta, biopolímeros de seda, manteca de karité. Si tienes flaccidez y arrugas puedes optar por máscaras tensoras, reafirmantes y estimulantes que contengan colágeno, elastina, centella asiática, caviar, algas, vitaminas E, C, A, isoflavonas. Los fangos, ricos en minerales y oligoelementos, son estimulantes ideales para una piel envejecida. Si tienes manchas usa máscaras de fango o con ácidos y completa el tratamiento diario con sueros o cremas con ácido kójico, extracto de gayuba (uva ursi), émblica.

¿Cómo aplicar la máscara? Es imprescindible higienizar previamente la piel aún si la máscara que te apliques es de limpieza. Primero te recomiendo remover detritus, partículas de polvo o de maquillaje con una emulsión o gel de limpieza. Para obtener buenos resultados, en general, el tiempo de aplicación de una máscara es de 15 a 20 minutos. Si has de usar una en casa, puedes aplicarla una vez a la semana y opta por un momento tranquilo para que puedas recostarte mientras actúa. Esto es importante ya que un estado de calma no sólo es saludable para tu salud en general sino que permite a tu piel estar más receptiva para absorber los activos. Después de 15 a 20 minutos puedes quitar la máscara con agua y algodón o esponja cuidando de no irritar la piel. Coloca un tónico y una crema final.

> MÁS INFORMACIÓN: Maquillaje artístico ecológico , Consejos básicos para el cuidado de la piel

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